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Como casi siempre que en un artículo quiero tratar un tema serio, me entra el miedo de estar escribiendo cosas que ya han sido escritas por gente más inteligente y acertada que yo. Y por el otro lado, creo que me da más miedo aún vender mi opinión como la del gurú iluminado, el señor ese que es un “librepensador” y que, desde su trono de independencia y certeza en las alturas, mira a las hormiguitas enfrentarse. Pero luego caigo en que esto es un artículo de opinión, y que al fin y al cabo la “magia” de Internet es que cualquier mamarracho puede abrir la boca. No voy a ser yo menos.

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Painful Truths – Winona Nelson

Llevaba tiempo queriendo escribir un artículo de opinión acerca de la economía de Magic. No desde la experiencia de un jugador casual, que sería mi perfil, sino simplemente desde mi punto de vista como usuario medianamente implicado en la comunidad. Y las canteras que se me han brindado no han sido pocas: cada semana en Twitter surgen debates (muy parecidos entre ellos y con bandos medianamente estructurados ya) sobre la economía de Magic, uno de los factores más importantes en un TCG que lleva sobreviviendo 25 años y promete bastantes más. En estas últimas semanas, el volante de la conversación lo han llevado las subidas de precios de cartas de la Reserved List, y en un principio mi idea era tirar por ahí. Sin embargo, a base de leer hilos y artículos de, como mencionaba antes, gente más inteligente y acertada que yo, he preferido compartir por redes dichos escritos y centrarme en aprender. De momento me conformo con no correr a abrir la boca con lo primero que se me pasa por la cabeza sobre un tema que he comprendido que no es tan sencillo (ni de lejos) como podría alcanzar a imaginar.

Existen bastantes ejemplos más sobre las complicaciones que surgen a raíz del sistema económico de Magic, y muchos de estos son también demasiado complejos como para desglosarlos en un artículo de opinión de alguien (yo) que no tiene la formación requerida ni las ganas de adquirirla hasta tal profundidad. Pero tras darle vueltas al asunto me di cuenta de que la raíz de todos estos debates es muy sencilla: la relación del jugador con el dinero. Magic es un TCG en el que todos los perfiles de jugador gastan dinero: hasta el más casual se lo gasta en cartas (mediante singles o, lo que es más frecuente, mediante material sellado o decks preconstruidos). Pero además, muchos jugadores también gastan ese dinero en tiendas: lugares fundamentales para que este juego siga existiendo tal y como lo hace ahora y que organizan torneos, desde FNMs hasta eventos a escala nacional. Y por otro lado, también está el dinero invertido en plataformas digitales como el MOL o, más recientemente, Arena, que también hay chicha para discutir ahí (y que no voy a tratar en profundidad para no hacer esto infinito).

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King Macar, the Gold-Cursed – Greg Staples

Así pues, tenemos la conclusión de que Magic es un juego que mueve dinero, pero no unidireccionalmente. Y menos mal. Aquí viene la tesis más importante del artículo, que algunos podrían considerar obvia pero creo que es necesario subrayar: Magic necesita que el jugador recupere dinero. Al menos, el Magic tal y como lo conocemos. Si no fuese así, toda la estructura de las relaciones entre jugadores, tiendas y Wizards mutaría. Más adelante defenderé esto, pero antes quiero aportar como prueba, que además me servirá para defender otras dos tesis (de alguna forma tengo que compensar que me enrollo más que las persianas), la famosa cuestión de las promos de Friday Night Magic.

Como resumen rápido por si alguien ha vivido en una cueva durante los dos últimos años, Wizards decidió que las cartas promocionales de los FNMs (las que eran buenas, que tela con la varianza) estaban trayendo a jugadores competitivos a las tiendas, y eso no podía ser porque en los FNMs deberían estar orientados a atraer a los jugadores más casual a los torneos. ¿Solución? Hachazo a las promos, y ponemos tokens de valor inexistente. ¿Consecuencia? Los jugadores competitivos huyen de los FNMs, pero eso no arregla del todo el problema de que los jugadores casual no tengan desde dónde entrar a los torneos de tienda. Sin embargo, genera otros nuevos: los jugadores competitivos (sé que estoy simplificando mucho el espectro casual/competitivo, pero es por el bien de la sencillez del artículo y espero que se me perdone) pierden una fuente de grindeo, las tiendas pierden una fuente de ganancias y, con todo esto, Wizards pierde confianza. No, no es imperativo (si bien es recomendable) que Wizards tenga dicha confianza, es una multinacional y puede hacer lo que quiera, pero no es ese su modelo de negocio. Wizards quiere tener a los jugadores y tiendas de su lado. Y aquí entra la segunda tesis: Wizards escucha, y sabe actuar. Que escucha no requiere de demasiada explicación: toda información es bien recibida, y Wizards tiene métodos para recogerla por activa y por pasiva. También sabe actuar y hacer cosas bien, aunque a veces parezca que quiere demostrar lo contrario. Reinstaurar las promos de FNM tal y como existían es un paso atrás para enmendar un error, y los Challenger Decks han sido un paso adelante, pero esta vez en la buena dirección, la que debería haberse tomado desde el primer momento. La solución para que los casuals entren a torneos de tienda no es expulsar a los jugadores competitivos, sino asegurarse de que los novatos puedan hacerse un hueco entre ellos. Por supuesto, los Challenger Decks son un pequeñísimo paso, y aunque yo prefiero ser optimista en lo personal, no puedo serlo en lo práctico. Simplemente habrá que ver qué nos depara el futuro. Pero al menos sabemos que sabe actuar.

El lamentable suceso de las promos de FNM sólo es uno más de los ejemplos que demuestran la más obvia de mis tesis: Wizards se preocupa más por los casuals que por los competitivos. Y si bien no puedo juzgar si hacer esto es lo correcto porque no conozco los planes de la empresa, sí sé que se está haciendo de una forma nociva para el juego y las relaciones jugador-tienda-empresa. Y aunque está claro que Wizards tiene favoritismos entre sus chavalines, creo que esto no se manifiesta tanto por sus favores hacia uno como por sus desprecios hacia el otro. Los jugadores que quieren competir han de dejarse dinero en staples de precios exorbitados (no hablo de cartas de la Reserved List, sino de cualquier cartón de Modern), y las colecciones de reediciones traen, mientras tanto, Árboles de la redención (Wizards ha dicho que ha escuchado, a ver si actúa en lo venidero). El monopolio de los GPs ejercido por Channel Fireball ha perjudicado a uno de los eventos donde los jugadores podían grindear con mayor recompensa. Ixalan no contribuyó a solucionar este problema, desde luego, aunque sus carencias podemos llegar a atribuirlas a un error humano. Sea como fuere, ante muchos de los problemas que existen para el jugador competitivo (de los cuales he enunciado solo unos pocos), Wizards se justifica con que “está pensado para los casuals”. Como argumentaba antes, entiendo que los casuals puedan ser el principal público de Wizards, en tanto que pueden agrandar la base de jugadores o por cualquier otro motivo (ya digo, no estoy presente en las juntas de empresa). Sin embargo, como probó la cuestión de las promos de FNM, atraer a los jugadores casual no debería, en ningún momento, ser a expensas de los jugadores competitivos, ya que esto pone en peligro toda la estructura jugadores-tiendas-empresa, algo básico en el sistema de juego actual.

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Arena Athlete – Jason Chan

Y así llegamos de nuevo a mi primera tesis, cuya defensa será la conclusión al artículo: Magic necesita que el jugador pueda recuperar dinero. Existen muchos problemas estructurales a la hora de que el jugador medio pueda moverse hacia ambientes competitivos, y todos ellos tienen una índole común: son problemas económicos. Algunos son muy fáciles de ver: quiero jugar Modern pero los staples son carísimos y las últimas colecciones de reediciones no me han ayudado demasiado. Otros, más difíciles de comprender a simple vista, están relacionados con la falta de incentivos y facilidades a la hora de grindear y poder recuperar parte de la inversión. ¿Y por qué es la capacidad de “rentar” necesaria, entonces? Porque sin ella se pierden componentes esenciales de las dos estructuras de un TCG como Magic: el ecosistema y el jugador.

Del primero se pierde la competitividad: es innegable que el beneficio económico aporta al desarrollo de un ambiente en el que se premien la innovación, la mejora, la autocrítica y, en definitiva, los principales ingredientes del perfil de jugador competitivo. Pero también se pierden jugadores. Tal y como está estructurado el sistema de reediciones y de organizaciones de compraventa, para competir hay que pagar, y seguirá siendo así mientras la infraestructura que existe no cambie. Se ha argumentado muchas veces (y ojo, es un punto de vista del que se pueden extraer lecciones valiosas) que cuando vas al cine, cuando te compras una bicicleta o un libro, no esperas recuperar tu inversión, porque al fin y al cabo es un hobby. No creo que sea un ejemplo extrapolable tal cual al Magic competitivo, sin embargo. La inversión en staples de X formato es mucho mayor que la que se hace en cualquier otro hobby popular, y aún así no es una inversión que vaya a reportar una satisfacción inmediata al jugador competitivo. Tras invertir, este jugador necesita de un ambiente en el que se premien determinadas cualidades de la competición, tal y como hemos comentado antes, pero también necesita un colchón: algo que le asegure de que no ha invertido un dineral en un hobby, sino que simplemente ha invertido un poquito de dinero. Porque no todo el mundo puede invertir un dineral, pero si tan sólo se pide un poquito de dinero (asegurando que la posibilidad de recuperar parte del dineral inicial existe), el número de gente interesada aumentará.

Y es que una cosa tengo clara: el ambiente de Magic competitivo no debería ser uno elitista, marcado por una excesiva barrera económica de entrada, sino que debe permitir el grindeo y la mejora, asegurando así que se puede acceder a él con esfuerzo y perseverancia. Y no debe ser elitista ya no sólo por razones éticas y morales, sino porque, si bien Magic es el juego mejor diseñado en el mercado, no es el único que existe. Y si Wizards no aprovecha su ventaja para acercar su producto al mayor número de personas posibles, otros juegos más deficientes pero con una capacidad de acceso y mejora mucho más asequible lo harán. Y no digo tiempo al tiempo, porque esto ya está ocurriendo. En manos de Wizards está recuperar el primer puesto, pero no es una carrera que se vaya a ganar únicamente con hacer una plataforma chuli para Magic Arena. Al menos, no si se quiere mantener el sistema jugadores-tiendas-empresa que ha marcado Magic desde sus inicios, un sistema que es el pulmón del juego y que los Árboles de la redención están corroyendo.

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Comentarios en: "LA RELACIÓN JUGADOR-DINERO" (4)

  1. Franklin Noriega dijo:

    Hola. Esta bueno el articulo.
    Duda: A que te refieres con monopoilio de GPs por channel fireball? desconozco esto

    • davinnistrad dijo:

      Gracias! A que desde este año, CFB es la única organización que puede hacer GPs, por lo que puede permitirse encarecer la entrada y bajar los precios.

  2. Kriian Dov dijo:

    ¡Buenas!

    Respecto al artículo, decir que, como el jugador casual, estudiante y primerizo que soy, estoy de acuerdo en que la barrera económica que supone el pensar siquiera en hacer un mazo de Modern debido a su precio.

    Sin embargo, desde mi poco conocimiento, entiendo también a aquellos que dicen que parte del atractivo de dichos decks es que en cualquier momento puedes venderlo y recuperar la mayor parte de tu inversión en cartones, algo que se haría imposible con la reimpresión de cartas necesarias para hacer el formato accesible para la mayoría.

    Además, me parece que a Wizards le importa cada vez menos el competitivo porque, por lo que sé, recibe poco, siendo generosos, beneficio del mercado secundario, pues ellos ven el mismo beneficio de la venta de un sobre con un Tarmogoyf que de uno con el Escolar de Tolaria.

    ¡Si has leído hasta aquí, muchas gracias y un saludo!

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